Agustín Acosta |
Mariela:
Soy un
simple miembro de la mafia de Miami. Comparto algunos datos biográficos para
que sepas quien te escribe. Mi bisabuelo llegó a Cuba cuando los españoles
todavia gobernaban y, después de pasar toda su vida trabajando de sol a sol en
los ferrocarriles, pudo ahorrar para comprar siete u ocho casas de alquiler que
le dejó a sus dos hijas, al morir. Yo nací el año en que tu tío y tu padre
comenzaron a robarse toda la nación cubana. No solo se robaron las casas de mi
abuela, sino también se robaron todas las demás propiedades de los cubanos.
Fincas, comercios, industrias, bancos, casas y apartamentos fueron todos
robados por dos vagos que nunca antes habían conocido el fruto de su propio
trabajo. Se robaron, además los sueños y esperanzas de millones de cubanos,
cuyas familias dividieron y cuyas vidas destruyeron.
Después,
tu tío y tu padre se dieron a la tarea de encarcelar a muchos de nuestros
padres, tíos, hermanos, amigos y vecinos. A miles de ellos los ASESINARON sin
celebrarla un juicio. Otros cumplieron decenas de años encerrados en cajas de
concreto. Después forzaron al exilio a cerca de tres millones de nosotros. Los
más afortunados, como yo, pudimos tomar un avión con lo que llevábamos puesto.
Pero hubo otros que trataron de escapar por mar de las monstruosidades de tu
familia inmediata y se ahogaron. Algunos también fueron masacrados en la huida,
como los mártires del remolcador 13 de Marzo, a quienes tu padre y tu tío
mandaron a matar. En ese barco murieron muchos niños como tu bien sabes. Mientras
tu y los tuyos bebían champán rosado que compraban con dinero robado, muchos
balseros tuvieron que beber su propio orine para no enloquecer.
Antes
de insultar a los cubanos de Miami, mira antes a tu familia. Es una familia
integrada mayormente por delincuentes de la peor calaña, aunque hago excepción
de tu tía Juanita y tu prima Alina. Por tus venas, las de tus hermanos y
primos, corre la sangre de dos monstruos asesinos que han tiranizado a un
pueblo por más de medio siglo y han exportado la muerte y el luto a decenas de
paises mediante guerrillas terroristas. Tus ancestros, Mariela, después de
vender sus almas a Satanás, se restituyeron con sus amos rusos y casi llevaron
al mundo a un holocausto nuclear. Tu madre también supo vivir muy cómodamente ostentando
bienes robados y disfrutando de una vida opulenta en sus viajes al extranjero
para comprar caras mercancías con dinero ensangrentado proveniente del
narcotráfico. Ensangrentado tanto por los que murieron por el uso de esas
drogas, como por la sangre de Ochoa y De La Guardia, asesinados por tus
parientes después de haberse enriquecido con las ganancias de los carteles. Con
que moral puede insultar a la gente de Miami alguien que pertenece a la familia
más representativa del engendro diabólico.
Esa
mafia, a la que orgullosamente yo pertenezco y tu desprecias, fue la que hizo
Miami, mientras tus progenitores destruían Cuba. Mientras ustedes negaban
atención medica a los cubanos que no tenían dólares en la isla, la mafia fundo
muchas clínicas y hospitales en Miami. Mientras ustedes cerraron todos los
medios de prensa que habia en Cuba para que no denunciaran vuestras
atrocidades, nosotros, la mafia, abrimos más de una docena de estaciones de
radio y canales de televisión en esta ciudad para proclamar la verdad. La mafia
construyó escuelas para educar mientras ustedes envenenaban en las escuelas
cubanas con esa podredumbre llamada marxismo. Cuando ustedes enviaban cubanos
armados a matar africanos o bolivianos, la mafia enviaba a sus mejores médicos
a curar enfermos en paises del hemisferio afectados por desastres naturales.
Ustedes allá seguían asesinando, torturando y encarcelando y nosotros, la
mafia, los denunciábamos en las Naciones Unidas hasta lograr que los condenaran
año tras año por múltiples violaciones de derechos humanos. Ustedes forjaban a
los balseros a ahogarse en el mar mientras la mafia no tuvo más remedio que
organizar a los Hermanos al Rescate para salvarlos. Y tu padre y tu tío
volvieron a ASESINAR, esta vez a cuatro de ellos.
De
ahora en adelante, cuando vayas a hablar de nosotros, mírate primero en el
espejo para que veas a que estirpe perteneces. Eres de la misma estirpe que
masacró a millones de chinos durante la revolución cultural. De la misma
estirpe que exterminó a miles de rusos en el Archipiélago Gulag. Es la estirpe
del Diablo, querida Mariela, a quien tu padre y tu tío han jurado una file
alianza, por lo que ya se han convertido, ambos, en inminentes residentes de
los recintos infernales. No te dejes engañar por las bendiciones de prelados
terrenales de la Iglesia porque la justicia verdadera les aguarda a todos
ustedes en el más alla. A ti no te podemos condenar por llevar el apellido
Castro. Eso sería muy injusto porque no escogemos a nuestros padres. Pero si te
podemos condenar por defender y respaldar la más brutal y asesina de todas las
dictaduras que ha conocido el hemisferio desde 1492.
Cuando
regreses a Cuba, asegúrate de darle muchos besitos y cariñito a tu padre Raul y
al tío Fido porque se les acerca el final, no vaya a ser que un día despiertes
y te enteres que les pasó lo mismo que a Mubarak, Milosevic, Husein o Khadafi.
Los que a hierro matan, a hierro mueren y ellos se merecen mucho más que eso.
Ese dia, la mafia festejará. Feliz viaje de regreso al infierno en que los
tuyos han convertido a Cuba, sabandija.
Agustin Acosta -
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