“PATRIA"
por A.Y.K
por A.Y.K
Te dejé recostada
Al místico mar de las Antillas,
Con sábanas de espuma
Y una almohada de corales.
Encima del taburete olvidé mi memoria,
Por eso no me di cuenta
De que te quedabas sola.
Acompañada del indiscreto olor del café
E inmóviles guardianes de palma real.
Al místico mar de las Antillas,
Con sábanas de espuma
Y una almohada de corales.
Encima del taburete olvidé mi memoria,
Por eso no me di cuenta
De que te quedabas sola.
Acompañada del indiscreto olor del café
E inmóviles guardianes de palma real.
Te dije que regresaba
Y sin un vestigio de palabras
Me besaste en la frente
Con la desgarradora probabilidad
De que fuera el último.
Y sin un vestigio de palabras
Me besaste en la frente
Con la desgarradora probabilidad
De que fuera el último.
Por los cauces de tus hábiles llanuras
Corren acuáticos gritos de dolor
Que se liberan al chocar con las rocas.
!Como ver dar la espalda a tantos hijos
Y quedarse callada!
Sufres por los que se quedan
Y el doble por los que se marchan.
Corren acuáticos gritos de dolor
Que se liberan al chocar con las rocas.
!Como ver dar la espalda a tantos hijos
Y quedarse callada!
Sufres por los que se quedan
Y el doble por los que se marchan.
!Quien dijo que los que no obedecieron,
Los que quisieron cortar
Con la mocha del sacrificio
Las amargas cañas de sus ataduras,
Ya no son tuyos!
Todos sabemos que no fuiste tu
Porque aún yacía recostada,
Sin un vestigio de discurso pronunciado.
Los que quisieron cortar
Con la mocha del sacrificio
Las amargas cañas de sus ataduras,
Ya no son tuyos!
Todos sabemos que no fuiste tu
Porque aún yacía recostada,
Sin un vestigio de discurso pronunciado.
Coloreados de melancolía
Se derrumban tus muros
Y se ensucian tus avenidas de tanto recordar.
El tiempo es un cuchillo que te apuñala.
Sin embargo, apoyada en el bastón de la fe
Cojeas hasta la puerta del golfo.
Te paras allí y miras
Casi perdida en la corazonada de ver
Venir a alguien de nosotros
Flotando en aquel beso
Se derrumban tus muros
Y se ensucian tus avenidas de tanto recordar.
El tiempo es un cuchillo que te apuñala.
Sin embargo, apoyada en el bastón de la fe
Cojeas hasta la puerta del golfo.
Te paras allí y miras
Casi perdida en la corazonada de ver
Venir a alguien de nosotros
Flotando en aquel beso
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