Padre Miguel Angel Loredo |
¡Basta
ya! Creo que ha llegado la hora de llamar las cosas por su nombre y de que los
que—tal vez por defender su fe católica—abandonen los sofismas y dejen de
tratar de encontrar aristas inexistentes en las palabras o las conductas de
Jorge Bergoglio, para justificarlo.
La
verdad monda y lirondo, avalada por la actuación, la palabra y los escritos de
Bergoglio, es que tiene una cara de cemento que espanta, pues su doble moral es
innegable. Hay docenas de hechos que lo demuestran. Yo me limitaré en esta breve
nota a señalar una, que para mí y los cubanos de vergüenza—sean de la religión
que sean—resulta insultante:
Jorge
Bergoglio o Papa Francisco, al visitar Bolivia, país bajo un régimen marxista
regentado por Evo Morales, le rindió homenaje al jesuita español Luis Espinal
Camps (foto de la izquierda), un sacerdote comunista y propulsor de la teoría
de la liberación e impulsor de la subversión en esa nación. Allí, el Papa dijo:
“Me detuve aquí para saludarlos y sobre todo para recordar. Recordar a un
hermano, un hermano nuestro, víctima de intereses que no querían que se luchara
por la libertad de Bolivia”.
Pero no
conforme con lo que dijo, aceptó encantado el sacrílego regalo que le hizo Evo
Morales de un crucifijo con la hoz y el martillo, junto al cuerpo martirizado
de Jesucristo. Crucifijo que fue hecho por el cura comunista homenajeado por
Francisco. (Recomiendo a los lectores ir a ediciones anteriores de Nuevo Acción
para que encuentren más detalles de esto).
En
Cuba, tuvimos a un sacerdote defensor de Cristo, la fe y la libertad, que fue
torturado, y sufrió la infame prisión castrista, por 10 largos años. Me refiero
al sacerdote franciscano Padre Miguel Ángel Loredo (Ver su foto grande arriba).
El
Padre Loredo fue condenado por un tribunal canguro preparado por los castro
comunistas y en su periplo por las prisiones castristas, estuvo encarcelado en
Isla de Pinos, La Cabaña, Guanajay y el Príncipe.
En los
archivos del Vaticano, está una carta del 11 de junio de 1968 en la que el
Padre Loredo le escribió a Monseñor Cesar Sacchi, entonces representante de la
Nunciatura Apostólica en La Habana: “ Estoy orgulloso de participar en esta
lucha con miles de hombre de tanto valor y sentido patrio como hay en este
presidio cubano…Y también quiero decirles lo que siento al ver el olvido en que
el Occidente libre nos mantiene, en el silencio de todos, en la indiferencia,
mitigada únicamente por las quejas de los seres queridos impotentes”.
Francisco
en Bolivia habla favorablemente de un sacerdote comunista; en Cuba no es capaz
de mencionar a un cura anticomunista. Yo quiero preguntarles a los defensores a
ultranza de la ambigua y ambivalente conducta del actual Papa de Roma. ¿Por qué
Francisco no habló en Cuba del sacrificio de este sacerdote cubano de la misma
manera que lo hizo en Bolivia del cura subversivo Espinal? Simple y llanamente
porque tiene una cara de cemento y como buen marxista solo ve una cara de la
moneda. A las pruebas me remito. “Por sus obras los conoceréis”.
Por
Aldo Rosado-Tuero
Tomado de Nuevo Accion
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