La juventud cubana está exenta de una guía política libre. Pero eso no es lo más alarmante, el control social de la cultura del lenguaje brilla por su ausencia y sucumbe a las costumbres machistas y chabacanas implantadas por el gobierno que encuentran su máxima expresión en la actual subcultura del reguetón que tanto propagan cual identidad patria del vacilón y la gozadera como reclamo, y desespero del recaudo de divisas, ante turistas foráneos o autóctonos nostálgicos.
El lenguaje hablado es una cualidad esencial del hombre, si este pierde la riqueza de su significado es como perder la palabra y en esencia el espíritu. ¿Cuántas palabras usa al día un joven cubano medio donde comodines como “brother”, “man” o “asere” (llegando este último al surrealismo en boca del señor presidente de EE.UU. en su visita a la isla), forman parte cual comodín en cada una de sus frases?, la media de 300 palabras al día en nuestro idioma les viene grande. La grosería, la mala pronunciación y la rapidez de la locución hacen del idioma hablado en la calle una jerga difícil de entender fuera de sus predios, todo ello a pesar de la propaganda del gobierno acerca de las supuestas ventajas de su sistema educacional. Las excepciones, que siempre las hay, de jóvenes que se expresan de forma adecuada debido a la fuerte influencia de un arraigado núcleo familiar son tomados como inadaptados en lo que se conoce vulgarmente como “universidad de la calle”, aunque para ser sinceros la mayoría domine también la jerga como método de supervivencia y ejemplo distintivo de la doble moralidad.
En una sociedad normal siempre destaca una élite que guía la cultura, el saber y la idiosincrasia, es lo que se conoce comúnmente como burguesía y cuyo modo de vida es fruto de la lucha constante y disciplinada por lograr un bienestar a base de esfuerzo diario (no hablo de aristocracia que, dicho sea, fuera víctima de incontables revoluciones burguesas desde hace un par de siglos tras la instauración de la Revolución Industrial). La burguesía es una clase social de amplio espectro que se acomodada a base de tesón; burgués puede ser cualquiera que desde su particular riesgo y emprendimiento logra llevar a delante una empresa y acumular algo de capital con la sola inquietud de mejorar su forma de vida, por regla general la burguesía funge de forma espontánea como motor impulsor de la economía de la sociedad al ser propulsora de la pequeña y mediana empresa. Claro, desde el punto de vista marxista la burguesía es el enemigo, la clase de la cual una sociedad tiene que liberarse y la ha usado de un modo peyorativo con el cual caracterizar a quien haya triunfado en los negocios ya que solo calcula su posesión de capital sin tener en cuenta el esfuerzo, el trabajo, el riesgo, la iniciativa privada o el ahorro que haya costado obtenerlo y vaya paradoja, la burguesía en sus inicios caracterizó a una alternativa social libre. La burguesía, como clase conceptual, brilla por su ausencia en la sociedad regresionista debido a que es una de las primeras en ser criticada, expropiada de sus bienes y eliminada. La cúpula gobernante, convertida solapadamente en nuevos burgueses y aristócratas de prebendas principescas y núcleos residenciales a todo tren, no tolera la autodeterminación y poder individual que emana de cada individuo burgués debido a su libertad económica, la cúpula gobernante solo admite en la sociedad un pequeño grupo de élite, el suyo, que se auto-propaga como proletario pero que consolida hipócritamente su particular andadura de vida aristócrata o burguesa de forma encubierta a la vez que propicia un rasero popular de pobreza.
Hoy existe en Cuba una nueva, aunque pequeña, burguesía producto de la descendencia de la cúpula gobernante y de partidarios al régimen; neo-burgueses intocables por su condición vasalla que dista mucho en cuanto a know-how y libertad económica de los burgueses de una sociedad capitalista como es el caso de los cubanos que por esa condición fueron expulsados de la isla u obligados a emigrar y que hoy fungen como tal en el exilio, demás está decir que éstos, los del exilio, y sus descendientes guardan y practican con celo las costumbres idiosincrásicas de la isla que fueran cercenadas de raíz con la llegada del regresionismo, hábitos que no tardarán en regresar con sus portadores al lugar de origen. Es precisamente en esta clase donde reside la buena utilización del lenguaje y gran parte de la guía política libre que servirá a las nuevas generaciones de cubanos; pensamientos democráticos que fueran cercenados de cuajo aquel 1 de enero de 1959.
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