Nuestra
vocación profundamente democrática nos plantea un dilema ético, político y
sobre todo moral.ser-comunista
Si
aplicamos el principio universal de la libertad a la sociedad cubana del futuro
nos sentimos tentados a decir que si habrá Partido Comunista en la Cuba
Post-Castro. Todo basado en el hecho de que la libertad es un principio
universal y que como país no podemos restringir el sagrado derecho a la libre
expresión y asociación.
Pero
existe otra realidad histórica que no podemos obviar. El comunismo, o la
concepción marxista-leninista de la sociedad, establece como paradigma la
dictadura del proletariado sobre los medios de producción. El fin de tal
dictadura es la destrucción de la propiedad privada y la represión toda
iniciativa individual o de grupo independiente a la línea impuesta en el ámbito
de expresión social llámese religión, cultura, opciones políticas o
alternativas civiles. En una sociedad así el imperio de la masa subyuga al
resto en todos los sentidos posibles.
No
resulta difícil descubrir los resultados nefastos del comunismo en la historia
reciente. Millones de vidas humanas perdidas, destrucción de las
infraestructuras económicas, persecución política y religiosa, exilios
forzados, presos políticos, campos de concentración y ausencia de libertad en
todas las esferas de la sociedad.
Cuba no
ha sido la excepción de la regla. Los tiranos, no encontrando una ideología
civilizada que justificara sus crímenes, abrazaron el marxismo-leninismo. Su
alianza a los comunistas no provenía de una vocación por la teoría marxista
sino de una excusa política para imponer la ignominia en la isla. Y la encontraron.
En el alma del marxismo-leninismo están impresas las normas para el
totalitarismo y la barbarie.
Los
soñadores de la utopía izquierdista tratan de distanciarse de las dictaduras
comunistas, pero deben saber que los Castro son el verdadero rostro del comunismo.
Ellos son la traducción visible de la teoría y la Cuba de hoy es el fruto
final.
Si me
preguntan si en la Cuba Post-Castro habrá Partido Comunista mi respuesta es no.
No tendremos un partido sinónimo de muerte y opresión. En una sociedad civilizada
no podemos permitir una doctrina política que imponga el terror como sistema de
relaciones.
Tomada
de: Cuba hora cero.
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