Por: Prof. José A. Arias.
Miami, Abril 13, 2011.
http://collagecubano.blogspot.com/
Hace unos días y mientras consumía mi habano -que no es cubano, son excesivamente caros- o que también llaman cigarro, tabaco, puro, charuto en portugués; del “after dinner” (después de la comida, cena, etc.); se me ocurrió la idea de llevar a cabo una especie de ejercicio lingüístico consistente en elaborar una lista, créanme que de memoria, de términos del castellano (adjetivos y sustantivos) capaces de definir a esa fauna, sin ánimo de ofender a los integrantes del reino animal, que agrupamos bajo el aborrecible patronímico de tiranos.
Hasta yo mismo me asusté al ver crecer la lista, que en principio no pensé que rebasaría los diez o doce términos. Al final no sólo tuve que reagrupar todas las definiciones por orden alfabético sino que conté la abultada cifra de sesenta y una características, todas atribuibles en mayor o menor grado a esos díscolos y execrables personajes que han merecido o merecen el calificativo de tiranos.
Luego me puse a pensar en el título más apropiado para la idea que prosperó al aroma del humo de mi puro y opté por el que ven en el encabezamiento. En medicina, el patólogo desmenuza las causas de un mal físico, agradecido estoy a mi prolija lengua castellana por darme la posibilidad de producir esta especie de disección moral de ese tumor social que son los dictadores los que en virtud de su autogestión y su mórbido y ultra dimensionado ego, se convierten en tiranos.
He aquí el resultado de la disección. Los tiranos suelen ser:
“A”: Abusadores, abruptos, adictos, ambiciosos, amenazantes, amorales, antisociales, atormentados, apóstatas, autocráticos.
“B”: Burlones.
“C”: Chauvinistas, chabacanos.
“D”: Degenerados, demagogos, díscolos, dogmáticos, dubitativos.
“E”: Encubridores, execrables.
“F”: Fanáticos, farsantes, frustrados.
“G”: Grotescos, guerreristas.
“H”: Hiperbólicos.
“I”: Inescrupulosos, incumplidores, incrédulos, inaccesibles, incorregibles, imberbes, insuperables, inestables, inseguros, intolerantes, infieles, iletrados, irascibles, irrespetuosos.
“L”: Lascivos, lúgubres.
“M”: Machistas, mentirosos, militaristas, misteriosos.
“N”: Nepotistas.
“O”: Omnímodos, orates.
“P”: Pasionales, promiscuos.
“R”: Retaliativos.
“S”: Soberbios.
“T”: Traicioneros, taimados, temerarios, triviales.
“U”: Unipartidistas.
“V”: Viciosos, volátiles, voluntariosos.
Por último les invito a participar desde el fuero de sus conciencias: piensen en cualquier dictador que fuera o es (no importa el signo político) y traten de hacer excepción de alguna de las características relacionadas. Probablemente se sorprenderán de que la humanidad haya sido, o sea capaz de convivir con gente así.
¡Ah!, imagino algunos nombres en los que deben estar pensando…son precisamente algunos de los que tuve en mente.
NOTA.- Para los más interesados; las definiciones de todos los términos se hallan en cualquier diccionario –más o menos reconocido- de la lengua castellana y ninguna constituye un modismo propio o atribuible a ninguna nacionalidad. Todas las acepciones, sin excepción, resultan genéricamente aplicables.
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