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28 de marzo de 2016

EL ACTUAL PALACIO DE LA REVOLUCIÓN FUE CONSTRUIDO ANTES DE 1959.

En varios medios se ha divulgado que Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía, salió de La Habana fascinado con el actual Palacio de la Revolución, cuya construcción se la atribuye al régimen castrista. Erdogan, el mismo que quiere empezar a ‘musulmanizar’ a los cubanos con la construcción de dos mezquitas, desconoce que las mejores construcciones hechas en La Habana durante la etapa republicana (1902-1958), fueron obra de una legión de prestigiosos arquitectos e ingenieros civiles cubanos o extranjeros.
Entre 1953-1957, la firma de arquitectos de José Pérez Benitoa & Sons, construyó tres edificaciones de estilo modernista cubano, con influencia del racionalismo alemán. En ellas se alojarían el Palacio de Justicia, el Tribunal Supremo y la Fiscalía General de la República.
A todo el conjunto ahora se le denomina Palacio de la Revolución, pero el Palacio en sí, el que fascinó a Erdogan, y donde se celebran actos y recepciones, queda en el centro. A la izquierda se encuentra la sede del Consejo de Estado y de Ministros y, a la derecha, el Comité Central del Partido Comunista de Cuba.
A pocos metros, la ‘raspadura’, como le dicen al Memorial a José Martí. Plaza Cívica inicialmente se llamó a la explanada delante del monumento, pero los barbudos la rebautizaron Plaza de la Revolución. Una anécdota: a una vía ancha que da acceso al antiguo Instituto de Segunda Enseñanza de La Víbora, situada entre la Calzada de 10 de Octubre y la calle Párraga, alguien un buen día decidió ponerle Plaza Roja. Y con ese nombre se ha quedado y desde hace más de medio siglo así es conocida esa plazoleta habanera.
Volviendo a la Plaza de la Revolución. Cuando los barbudos entraron a la capital, ya casi todos los edificios a su alrededor estaban construidos o les faltaba poco para su terminación.
La Biblioteca Nacional José Martí se comenzó a construir en 1952 y fue inaugurada en 1957. Su diseño y construcción estuvo a cargo de Govantes y Cabarrocas, una de las más importantes firmas de arquitectos cubanos que hubo en Cuba antes de que llegara el comandante, mandara a parar y empezara a destruir.
El Ministerio de las Fuerzas Armadas también fue construido por Govantes y Cabarrocas. Iba a ser sede del Palacio Municipal o Ayuntamiento de La Habana y su inauguración estaba prevista para 1960, pero como ya había llegado el comandante… otro fue su destino. El actual edificio del Ministerio de Interior funcionó como Tribunal de Cuentas de 1953 a 1962.
El Ministerio de Comunicaciones e Informática fue construido en 1954, para una función similar. El hoy Ministerio de Economía y Planificación, más conocido por haber sido sede de la Juceplan (Junta Central de Planificación), se terminó de construir en 1960 y su destino original era la Renta de Lotería. Con un estilo que recuerda el Royal Festival Hall de Londres, el Teatro Nacional tuvo una primera inauguración en 1960, pero en 1979 finalizó su construcción.
Por su interés histórico, copio fragmentos de un trabajo que con el título Plaza de la Revolución José Martí, fue publicado en Palabra Nueva, revista de la Arquidiócesis de La Habana:
“Ya en 1922, en  el lugar  conocido como la Loma de los Jesuitas o la Loma de los Catalanes –por una ermita que  allí existió–, Enrique Montoulieu estimó que en ese espacio debía desarrollarse el centro físico de la capital. En 1914, Montoulieu había comenzado a elaborar un planeamiento para la ciudad que vería la luz hacia 1922. El proyecto localizó, muy cerca de la Ermita de los Catalanes, una plaza central-monumental que sería el centro simbólico del Estado.
“Hacia 1918 Pedro Martínez Inclán, uno de los más prestigiosos urbanistas cubanos, da comienzo a un análisis urbano de La Habana que quedaría explicado en su trabajo La Habana actual: estudio de la capital de Cuba desde el punto de vista de la arquitectura de ciudades, publicado en 1925. Con nuevas ideas e influido por trabajos anteriores, propone el lugar de la Ermita de los Catalanes para una gran plaza.
“En 1925 se promulga la Nueva Ley de Obras Públicas, en la que se plantea la creación de un plan de desarrollo para La Habana. Para dirigir el nuevo plan se contrataría un importante urbanista francés: Forestier. La visión territorial de este plan  también decidió hacer una plaza monumental en los mismos terrenos.
“En 1937 una comisión al efecto discute el lugar donde debería construirse por el municipio de La Habana, el Monumento a Martí y la Plaza Cívica; y se decide que la Loma de los Catalanes era el lugar adecuado. Se hace entonces un primer concurso de alcance interamericano, pero el primer lugar queda desierto y se aplaza entonces la decisión.
“En 1940, la Constitución de la República en su artículo 215, establece que cada municipio tendrá una comisión de urbanismo. Los estudios de la época asumen una escala territorial e igual que habían hecho Montoulieu, Martínez Inclán y Forestier, y pensando en un horizonte temporal que iba hasta el fin de siglo, se planteó la creación de un nuevo centro funcional y geográfico para la gran Habana, cercano a la zona de población de la clase dominante, el Vedado, el lugar sin dudas era la Loma de los Catalanes.
“En 1942 se realizó un segundo concurso que debía decidir cuál sería el proyecto del nuevo centro cívico martiano que se localizaría en la Loma de los Catalanes. Esta vez se otorga un primer premio, que  es ganado por el arquitecto Aquiles Maza y el escultor Juan José Sicre, pero se hace en medio de discrepancias y realmente gana la inacción: no se construye. Pasan alrededor de diez años para que se haga real la idea de construir la Plaza Cívica José Martí, el nuevo centro de la ciudad en la Loma de los Catalanes, que además era centro geográfico de la ciudad-región: el lugar que había sido propuesto desde los primeros años del siglo XX como centro de la gran Habana”.
El antiguo Palacio Presidencial, en Refugio entre Zulueta y Monserrate, Habana Vieja, es otra de las joyas arquitectónicas de la ciudad. De estilo ecléctico, fue construido entre 1913 y 1920, por los arquitectos Rodolfo Maruri, cubano, y Paul Belau, belga. En 1965 decidieron convertirlo en Museo de la Revolución.
A Erdogan debieron haberlo llevado al Palacio de las Convenciones, el único palacio construido por el régimen en 56 años. A diferencia de otros dictadores, los Castro se irán de este mundo sin haber dejado ninguna obra arquitectónica que merezca ser recordada.
Tania Quintero
Postdata.- A los interesados en el tema, sugiero leer la serie de tres trabajos que con el título Govantes y Cabarrocas, en 2013 en mi blog dediqué a los arquitectos cubanos Evelio Govantes Fuentes y Félix Cabarrocas Ayala: primera partesegunda parte y tercera parte y final. En marzo de 2014, en tres posts recordé la obra de las arquitectas cubanas.

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